Una persona, un voto. Juan Miguel Mena, regidor d'EUiA a Sabadell.

El hecho de que la ley d’Hont, es decir, la ley electoral que reparte la representación institucional ante una contienda electoral sea altamente injusta y dudosamente constitucional es algo que algunos votantes ya sabíamos. Como resultado de este modelo, la tercera fuerza política del estado, Izquierda Unida, ha conseguido casi un millón de votos que se han traducido en dos diputados. Si hacemos un repaso de los diferentes resultados, observamos como fuerzas que se presentan solamente en algunas circunscripciones han obtenido porcentualmente menos votos y, en cambio, llegan a quintuplicar la representación parlamentaria de IU. Por ejemplo, CiU obtuvo 775.000 votos y 10 diputados, el PNV con algo más de trescientos mil votos consigue seis diputados o fuerzas con menos de doscientos mil votos consiguen entre uno y dos diputados.

Sin entrar a analizar la situación de IU, que seguramente tiene que ver con otros factores además de la Ley electoral vigente, este sistema favorece claramente a los partidos mayoritarios al tiempo que se produce una representación poco real de fuerzas que se presentan sólo en algunas circunscripciones. Esta ley electoral, hablemos claramente, nunca será corregida por las dos grandes fuerzas parlamentarias, PSOE y PP. Tanto el Partido Socialista como el Partido Popular están interesados en un bipartidismo funcional e institucional que cale en la población y que margine al resto de fuerzas políticas en un doble sentido: que elimine del mapa político institucional las fuerzas de àmbito estatal y que mantenga las fuerzas que se presentan solamente en algunas circunscripciones pero sin llegar a ser decisivas.

En este marco preocupante y que deja de lado la base de la democracia que afirma que “una persona, un voto”, las personas que vemos con preocupación la implantación del bipartidismo en el estado español y la desaparición de los matices y la pluralidad, hemos puesto en marcha una recogida de firmas con el objetivo de modificar este ley electoral que nos castiga a todos. La única forma de modificar esta ley electoral fraudulenta es convencer y concienciar al PSOE, a través de la recogida de firmas, de la necesidad de que la izquierda social que representa IU esté representada en el Parlamento de una manera justa, tras el respaldo de un millón de votos.

Esta nueva ley debería asegurar la proporcionalidad en la representación institucional de todas las fuerzas que se presentan en las elecciones y debe otorgar el peso político que cada fuerza merece en función del número de votos obtenidos, que no es nada más que el respaldo que los ciudadanos quieren darle a determinada opción. Es decir, que sea auténticamente el voto de las mujeres y los hombres del estado español los que decidan la fuerza que tiene que tener cada opción política y que no sean las matemáticas mal entendidas las que repartan la representatividad democrática por la que cada uno de nosotros ha querido optar.