Construyendo una nación, artículo de Marisol Martínez y Juan Miguel Mena

Joaquín Zamoro

Este Onze de Setembre se cumplen 40 años de la detención de dieciséis sabadellenses estrechamente vinculados a la lucha antifranquista en nuestra ciudad. Entre estos dieciséis detenidos destaca la figura del compañero Joaquín Zamoro, fallecido el pasado mes de junio. Muchas son las voces que han loado la figura del compañero Zamoro desde el punto de vista humano, sindical o político y de su compromiso con la ciudad y con la lucha antifranquista. Por eso, en este artículo nos gustaría hablar de otra de las reivindicaciones que siempre tuvo claras nuestro compañero Zamoro: los derechos nacionales de Catalunya.

Zamoro ejemplifica claramente la figura del inmigrante que llega a Catalunya y, junto a la defensa de la democracia, se posiciona políticamente en pro de los derechos nacionales del país. Se trata, sin duda alguna, de una muestra clara de integración, de decisiones conjuntas y de una conciencia de clase que debe seguir vigente en la actualidad. Si buscábamos un país con unos cimientos potentes y una igualdad basada en los derechos humanos, no podría haber sido de otra manera. Son lecciones de futuro que nos debe dar el pasado y las gentes que arriesgaron todo lo que tenían, que era la vida, por hacer de Catalunya un país mejor para todos sus ciudadanos.

Así pues, en la bandera de la lucha por los derechos nacionales de Catalunya no debería nunca figurar un único “estel”. Son muchas las personas que han dibujado las cuatro barras con su compromiso; venidas de todos los pueblos del estado y hablantes de diferentes lenguas. Sin duda, la necesidad de sumar voces, pueblos y lenguas es lo que enriquece el trozo de tierra en el que deben convivir pacíficamente y repletos de valores, los seres humanos. En este sentido, lo que hace comprometido a un ser humano no es ni el origen ni cómo o de qué manera ha llegado hasta aquí, sino las decisiones que toma y los actos que realiza. Lo importante, evidentemente, no es cómo empieza el ser humano su vida, sino cómo decide acabarla. Y eso es lo que el compañero Zamoro tenía claro: acabó su vida con la dignidad, con los valores y con el compromiso que él entendía indispensables para cualquier proyecto vital. Su vida y su persona son también ejemplos de una lucha nacional, que no nacionalista, que prioriza la igualdad entre las personas y la cohesión social aunque también tiene claros los derechos de los pueblos. Esa sigue siendo la Catalunya en la que nosotros creemos.