Articles d'Opinió d'EUiA de Sabadell

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dimecres, d’octubre 10, 2007

La participación y la educación para la ciudadanía, José Luis Belloso


Detalle de un libro de ESO de Educación para la Ciudadanía.

En el BOE del8 de diciembre del 2006 se expresa la intención de los legisladores al implantar en el sistema Educativo una asignatura nueva, la llamada Educación para la Ciudadanía. Allí se dice:”Una asignatura que permita a los alumnos comprender la realidad social en que viven, afrontar la convivencia y los conflictos empleando el juicio ético basado en los valores y prácticas democráticas, y ejercer la ciudadanía, actuando con criterio propio, contribuyendo a la construcción de la paz y la democracia y manteniendo una actitud constructiva, solidaria y responsable ante los derechos y obligaciones cívicas” pg.43061.

Sobre este asunto, ríos de tinta, entrevistas, declaraciones y e-mails, han corrido hasta desbordar los medios de comunicación. En el Diario Sabadell han salido algunos artículos de opinión y alusiones de sólo un matiz. Algunos han aprovechado para poner una guinda más en el agitado panorama político de desencuentros. Parecía lejano el consenso necesario para la implantación de esta asignatura en el campo de la educación. Sin embargo ahí está en el hacer de cada día de las escuelas. Unos pocos siguiendo las direcciones de algunos obispos y de la derecha española, han recomendado la objeción de conciencia. Estas orientaciones no han sido seguidas por la FERE que lleva la mayoría de los colegios religiosos del país que han adoptado una medida de empanada, amparada por un apartado de la ley que permite adaptar esta asignatura al Ideario del Colegio.

Pues bien, el otro día, me encontré sentado bajo unos soportales un antiguo alumno que nos habíamos visto en Primaria. Un buen alumno, cumplido, serio. Y me acerqué a él. “Hombre Fulano, qué raro que tú hagas campana. ¿Tanto han cambiado las cosas?” No maestro- me respondió-en el Instituto hacen Educación para la Ciudadanía, y yo, bueno, mis padres son objetores”-“Y tú¿ qué opinas?”-“Pues le diré..yo obedezco a mi padre. Pero creo que se equivoca. Me traslada a mí un problema de él y las consecuencias las pago yo. Me fastidiaría primero que me suspendieran y segundo ya ve. Me han dicho o a la Biblioteca o a la calle. Estoy harto.” Perplejo me quedé y no supe de momento qué decirle. Me parecía mal ponerme en contra de la autoridad de sus padres y por otro me daba lástima que por una cosa así se perdiera un buen alumno. Así que opté por decirle:”Fulanito tú eres ya mayor y debes dialogar y poner las cosas claras. Es un problema de participación en las decisiones de tus padres. Insiste y él lo entenderá”

Si me hubiese preguntado¿”Y usted qué opina”? Le hubiera dicho que es lamentable que lo que toca a la Educación para la Ciudadanía, por unos problemas que trascienden al marco escolar, en estas cosas, no haya habido totalmente consenso. Pero que el Estado tiene absoluto derecho en legislar sobre el papel fundamental de la ciudadanía, sobre los valores de convivencia y sobre los derechos humanos. Y que todo esto en el terreno del día a día, se esta convirtiendo en un motivo de discriminación más.

La iglesia católica principal oponente a esta Asignatura, debería hacer recuento de las veces que se ha adaptado a los acontecimientos y cambios sociales, muchas veces con cierta perplejidad de una interpretación correcta del Evangelio de Cristo. Sólo fue a partir de la Ilustración , o sea cuando nace el ciudadano pensante y crítico, cuando en lugar de adaptarse y hacer un papel coadyuvante con la sociedad para universalizar los valores de igualdad, justicia, tolerancia, respeto por la diferencia, solidaridad, compasión que tienen su arraigo en el Evangelio, adopta una actitud beligerante y de opositor político. Quiere conservar unos poderes morales sobre el niño, la familia y la sociedad que ya no se le otorgan en general.Mi joven exalumno va a estar privado de reconocerse sujeto activo que en la sociedad donde vive, muy lejana de la de súbditos, vasallos y esclavos , aprendería a participar, a no conformarse con votar cada cuatro años, a gestionar los entes locales y globales, a gustar el riesgo de ser libre y al derecho de tener derechos. Si no aprende todo esto, se dejara llevar por el concepto de consumidor en lo económico, súbdito en lo político y feligrés pasivo en lo religioso. Y lo que queremos todos no es eso , sino que sea un sujeto, un ciudadano que sepa participar en la transformación de la sociedad.